martes, 27 de marzo de 2012

Algunas reflexiones sobre las perspectivas 2012

-Marzo 2012-

Existen incertidumbre cierta sobre la marcha de la economía. A las dificultades y trabas que existen en comercio exterior, tanto a la importación (subas arancelarias, nuevas LNA, controles cambiarios) como a la exportación, se suma la inseguridad jurídica (basado en incumplimientos legales, intentos de modificaciones del esquema procesal de derechos tutelados por cautelares, entre otros). En medio de esto asistimos además a serias dificultades tanto en el sector interno como externo de la economía en un mundo que a pocos meses vista también parece que variará su actual conformación
En esta ocasión nos permitiremos reflexionar sobre tres factores lo que haremos a partir de artículos periodísticos que citando la fuente reproducimos en partes y parrafos apropiados.

El escenario internacional

En el diario la nacion de hoy aparece una nota de Orlando Ferreres, la que por su simpleza y observación parece razonable sintetizar con relación al contexto externo
Es sabido que los términos del intercambio a favor de las materias primas no solo están influenciados por factores estructurales (tendencia) sino también por factores coyunturales u oscilatorios (ciclo). Estos últimos factores han sido muy relevantes en los últimos 5 ó 6 años. Uno de esos factores cíclicos es la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal americana. No es lo mismo para evaluar el precio de las materias primas que esta tasa de interés sea de casi cero, o de 6 % o de 14%, como ocurrió en el pasado.
Ben Bernanke, el máximo responsable de la FED declaró públicamente que el ciclo de tasas de interés bajas de 0,25 % anual que viene observándose en los últimos 5 o 6 años va a durar hasta el 2014. Los movimientos del Banco Central Europeo van en la misma dirección, a tasas de interés cercanas a cero por el momento. El Banco Central de Japón hace ya tiempo que tiene tasas de interés de referencia del mismo tenor. En otras palabras, todos los países desarrollados se han visto obligados a adoptar medidas de incentivo extremas para evitar males mayores y sostienen a sus economías en el respirador artificial, hasta que estén en condiciones de volver a caminar por su cuenta. En ese momento se van a normalizar la tasa de interés y también otras variables económicas.
Para poder evaluar si los cambios de tendencia serían como se pronostica, analizamos las apreciaciones de Ben Bernanke a la luz de las cifras de desempleo americano, que es una variable clave para establecer esta política de tasas. Cuando asume el presidente Barack Obama, el desempleo como proporción de la población activa venía subiendo de 4,5% en 2007, hasta 5-5,5% hacia fines del 2008. C. Romer y J. Bernstein, asesores principales de Obama, para fundamentar los pedidos de apoyo de dinero al Congreso americano por cifras inimaginables en tiempos anterioes , explicaron que el desempleo, si no se hacía nada, llegaría a 9 % en el 2010 (al año siguiente de asumir Obama) y después la situación mejoraría lentamente hasta volver a cifras de 5% (normales) en el 2014. Por lo tanto, había que aprobar el Plan de Recuperación (Recovery Plan) que permitiría poner un techo al desempleo solo en 8% y bajarlo más rápido, aunque reconocían que la gravedad de la crisis era de tal magnitud que sólo se llegaría al 5% de desempleo en el 2014, y el Plan sólo permitiría moderar la tasa de desempleo, pero no el tiempo que llevaba absorber todo el problema.

Cuando suban las tasas americanas a cifras normales, se acabó el ciclo alcista de las materias primas agrícolas y de liquidez fácil para los países emergentes. Los países centrales van a volver a ser una aspiradora de liquidez internacional y se van a llevar todo el sobrante que hoy circula por el mundo buscando alguna ocupación atractiva y sólo la encuentra con muchas dificultades. Tenemos a lo sumo 2 años para anticipar el problema sin contar que los mercados suelen adelantarse un poco, apenas vean los primeros signos efectivos de esta tendencia, es decir, las primeras subas de las tasas de interés de referencia. Esto también lo dice Carmen Reinhart, en una entrevista publicada el 18 de marzo, en la revista Emerging Markets: "Las tasas de interés bajas se han acompañado por un boom de los términos del intercambio para los exportadores de commodities de America Latina" y también ha habido una fuerte entrada de capitales a los países emergentes (Brasil, Chile, Perú, Colombia), sugiriendo que esto no va a durar todo el tiempo.

Deficit fiscal

En segundo lugar, nos parece interesante analizar la opinión que en su blog, Domingo Cavallo analiza el déficit fiscal

Alli señal.....Las cifras fiscales oficiales para 2011 muestran un déficit fiscal del Gobierno Nacional de 30,7 mil millones de pesos lo que representa un 1,6 % del Producto Bruto Interno. Esta cifra no es real: el verdadero déficit fiscal del Gobierno Nacional asciende a 52,2 mil millones de pesos (2.8 % del PBI) porque las cifras oficiales incluyen dentro de los ingresos fiscales 21,5 mi millones de pesos (1.2% del PBI) de transferencias de la ANSES y del Banco Central al Tesoro que en realidad no deben computarse como ingresos sino como financiamiento del déficit. Pero esto no es todo. En el mismo período, el conjunto de provincias tuvo un déficit de 36,7 mil millones de pesos (2 % del PBI) por lo que el déficit fiscal del Sector Público en su conjunto ascendió a 88,9 mil millones de pesos, es decir un 4,8 % del PBI

Los déficits fiscales de los últimos tres años son del mismo orden de magnitud (en proporción al PBI) que en los tres años finales del período de la convertibilidad y son menores a los déficits fiscales delos años de la hiperinflación. Pero si se comparan los niveles de gasto en proporción al PBI, se observa que en 2011 el gasto representa el 41.1 % del PBI mientras en 2001 representaba 31%. Incluso el gasto en 2011 es bastante superior a los niveles que había alcanzado el gasto público en los años de la hiperinflación.
A pesar de este gran aumento del gasto público, el déficit es comparable al de los últimos años de la convertibilidad porque los favorables términos del intercambio externo y los grandes estímulos de demanda que aplicó el Gobierno desde 2003 en adelante permitieron un aumento de la presión tributaria semejante a la del gasto público. Pero esta situación es muy peligrosa: si la recaudación llegara a reducirse como consecuencia de la desaceleración del crecimiento que ya se ha comenzado a observar, el déficit fiscal puede llegar a ser tan alto como el de los años de la hiperinflación.
Por primera vez desde 2003 el Gobierno de los Kirchner enfrenta el desafío que más tensiones creó en los gobiernos de Alfonsín, de Menem y de De la Rúa: cómo reducir un déficit fiscal que tiende a descontrolarse. Bajar el Gasto público en proporción al PBI requiere adoptar decisiones que no son populares pero que si se postergan pueden dar lugar a costos sociales mucho más altos: aquellos que se derivan del descontrol inflacionario.

Tipo de cambio
En tercer lugar, y por su claridad me parece interesante citar a Jorge Avila que en su post hace un estudio que por su claridad nos exime de cualquier adicional

Cuando analiza la reforma a la carta del BCRA, comenta.....La primera reforma apunta a barrer definitivamente el límite que imponía la Carta Orgánica sancionada poco después de la hiperinflación de 1989 a la emisión de dinero para cubrir los déficits del Tesoro nacional. La segunda reforma apunta a centralizar o nacionalizar los depósitos bancarios. Esto le permitiría al Gobierno regular las tasas de interés y "orientar" el crédito según prioridades regionales o sectoriales que el Gobierno considere adecuadas, en tanto el encaje tiende a 100% y los bancos se transforman en simples bocas de captación de depósitos. El esquema fracasó siempre. Y para desarmarlo fueron necesarios muchos años de alta inflación. Conduce al reino de la discrecionalidad, el lobby y la corrupción y, desde luego, a una marcada ineficiencia. Es triste comprobar que nada cambia en materia de organización económica básica en nuestro país, no obstante el peso de una rica evidencia histórica.

En junio de 2009 publiqué mi último post sobre el tipo de cambio de conversión. Este concepto alude al nivel que debería tener el tipo de cambio para que el BCRA pueda retirar todos sus pasivos contra terceros, es decir, los pasivos monetarios y los no monetarios. Los primeros salen de sumar el circulante y los encajes sobre depósitos bancarios. Los segundos, de sumar deudas no monetarias del Banco Central (Lebacs, Nobacs y Pases pasivos). A fin de evitar grandes saltos del tipo de cambio, el BCRA siguió desde 2002 el precepto fundamental de la Ley de Convertibilidad: asegurarse que sus pasivos monetarios estuvieran respaldados en un 100% por reservas internacionales. Con el fin de tener alguna chance de actuar como prestamista de última instancia del sistema bancario, se aseguró, asimismo, de que buena parte de los pasivos no monetarios tuviera respaldo en dólares. Por esta razón, fue colocando sin prisa pero sin pausa deuda en los bancos.

Con cada colocación de deuda en los bancos, el BCRA contraía la oferta de dinero y generaba una presión alcista sobre la tasa de interés. Esto conducía a liquidaciones de dólares en el mercado de cambios, que el Banco Central compraba con emisión monetaria y acumulaba. Subían así, en simultáneo y en igual medida, los activos del balance del BCRA (reservas intern’les) y los pasivos (Lebacs, Nobacs y Pases pasivos). En síntesis, desde mediados de la década pasada el BCRA ha estado subiendo el encaje (en sentido amplio) del sistema bancario como forma de hacerlo más resistente a las corridas. También ha querido mostrarle al mercado que su posición de reservas es muy sólida. Pero lo ha conseguido al costo de "alquilar reservas", pues las letras y las notas que colocó en los bancos le cuestan cerca de un 12% anual en pesos. Esta deuda es un encaje remunerado. El proceso seguido por el BCRA en años recientes es parecido al que siguiera durante el gobierno de Alfonsín y que rematara en un déficit cuasi fiscal más grande que el mismo déficit fiscal. (Vea el crecimiento del encaje remunerado en el post del párrafo anterior y lea sobre la política monetaria y bancaria de Alfonsín en el paper citado en el primer párrafo.)






Aclaración: Los valores de la fila A expresan millones de dólares. Los de las filas B a D, millones de pesos.

La tabla muestra la evolución del tipo de cambio de conversión en los últimos tres años. A fines de 2009, con un tipo de cambio de 3.56 pesos por dólar, muy cercano al tipo de cambio único y libre que había entonces, el BCRA podía, llegada una emergencia, sacar de circulación o cancelar todos sus pasivos (monetarios y no monetarios; base monetaria y deuda cuasi-fiscal). En consecuencia, era muy improbable una corrida cambiaria; el mercado no corre contra una moneda que el banco central puede defender fácilmente. Hace un año, la situación había cambiado mucho. El TCC había saltado a 4.90, bien por encima del tipo de cambio spot, que seguía siendo único y libre y que rondaba 4 pesos por dólar. Esto significa que para retirar todos sus pasivos el BCRA necesitaba devaluar el peso más de un 20%.

En la actualidad, según recientes estadísticas del BCRA, para retirar todos sus pasivos el Banco Central necesita un tipo de cambio, que ha dejado de ser único y libre (hay mercado doble, oficial y marginal), de 6.76 pesos por dólar. Dicho en otros términos, en caso de una emergencia, el tipo de cambio marginal, negro, paralelo o libre, tendería a elevarse un 44% con respecto al tipo marginal actual (4.71 pesos por dólar). Tal desarrollo agrandaría la brecha entre el marginal y el oficial de un 8% en la actualidad a un 55% (el tipo de cambio oficial es 4.36 pesos por dólar). Hasta donde yo sé, no hay gobierno que aguante una brecha tan grande. Tarde o temprano, el BCRA se vería forzado a devaluar para aproximar el tipo oficial al marginal. (Sobre la larga y variadísima historia del control cambiario argentino, vea El Control de Cambios en la Argentina.)

El tipo de cambio de conversión es una variable sin mucha prensa, tal como era la prima de riesgo-país hace unos quince años. El mercado no lo conoce por su nombre pero sabe perfectamente de qué se trata. La noción del TCC está gravada a fuego en la mente de los inversores argentinos. Todas las semanas calculan el cociente entre los pasivos totales (base monetaria + Lebacs + Nobacs + Pases pasivos) y las reservas intern’les, o entre parte de dichos pasivos (base monetaria + Lebacs, por ejemplo) y las reservas. Cada uno elige el cociente que le parece más adecuado para la coyuntura del país, y en función del mismo toma sus decisiones de cartera. Yo me inclino por TCC4, que aparece en rojo en la tabla.

La última columna muestra una aproximación al cuadro de situación que resultaría si el Gobierno decidiera tomar 5000 millones de las reservas intern’les, emitir moneda nacional en cantidad equivalente, o practicar una mezcla de ambas políticas. Mi ejemplo no es antojadizo. Refleja la pretensión del Gobierno. En este caso, el TCC se elevaría a 7.57 pesos por dólar y se armaría el escenario de una potencial maxi-devaluación.



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