martes, 19 de mayo de 2009

Cerca de lo inevitable

-mayo 2009-

En momentos como el que vive nuestra economía cualquier análisis que se pueda efectuar no deja de caer una y otra vez en la tentación de repensar y generar pronósticos con dos alcances. Sí, en general ante una variable incontrolable y de total incerteza como pueden ser las consecuencias del acto eleccionario, el análisis debe pasar por: o bien mirar el largo plazo, o bien hacer “aproximaciones” a lo que eventualmente pueda suceder. Dado que lo segundo parece que está más al alcance de los gurúes de la economía (o magos) resulta aconsejable fijar el análisis en las perspectivas para mediano y largo plazo, de la cual extraeremos algunas referencias del corto plazo. Para este ejercicio deberemos analizar el comportamiento de la economía de –al menos- el último semestre

Algunas evidencias

Como ocurre en cualquier situación resulta esencial contar con un buen diagnóstico. Sin ello no resulta posible analizar la evolución del paciente, y menos aún sus consecuencias en el mediano y largo plazo.
Al respecto, algunos podrán recordar que desde este post hemos venido adviertiendo –con suficiente anticipación- diversos cambios que en forma estructural impactarían sobre la actividad de las empresas. Así hemos advertido en varios meses la espiral inflacionaria de Junio 2007-Junio 2008. También hemos venido siguiendo la evolución del tipo de cambio y la situación estructural que se da con relación al mismo
Estas advertencias se potencia al observar la evolución reciente de la economía, básicamente vinculada a la situación fiscal, tema del cual nos ocupamos hace varios meses.

El último semestre
La caída de la recaudación, la cesión a las provincias del 30% de los ingresos de las retenciones a la soja y el aumento del gasto público, tiene consecuencias directas sobre la economía actual, la que muestra una caída del superávit primario de casi un 70% comparando abril 2009 versus igual mes del año anterior. Esta situación ya se evidenciaba el mes pasado donde el excedente, antes del pago de intereses de la deuda, fue muy inferior al del año anterior.
La debilidad fiscal, que analizamos y preanunciamos como el principal problema hace ya algunos meses, es aun mayor y YA SE HA MANIFESTADO. En efecto, cuando al resultado primario se le agrega el pago de los intereses de la deuda, estamos ante un claro DÉFICIT FISCAL, el que no solo se ubica en el mes de abril, sino que está presente en todo lo que va del año 2009.

Algunas causas
En otros informes y post hemos ya presentado algunos elementos que como causas pueden explicar la situación. Sin embargo en un artículo reciente de D Caballo se sintetiza, a nuestro criterio las causas de la situación actual. En ese artículo Caballo señala como causas las siguientes:
1) las medidas impositivas y de controles de precios y tarifas que desalentaron la inversión y la producción en los sectores más productivos de nuestra economía, particularmente los sectores agropecuario y energético;
2) el aumento desmesurado del gasto público improductivo financiado con el producido de los impuestos distorsivos y
3) el encerramiento comercial y el aislamiento financiero que impidieron la recuperación del crédito público y privado y transformaron a Argentina en una economía a la que los demás países y organismos financieros del exterior les importa poco.Por eso la consideran no elegible para recibir los apoyos financieros que se están brindando a la mayor parte de las economía emergentes.
Continúa luego diciendo, El tercero de estos factores es el que me lleva a predecir que la crisis argentina se va a agravar en la segunda mitad de este año y probablemente durante 2010 y 2011, aún cuando comiencen a verse signos de recuperación en la economía global y en la mayoría de las economías emergentes.
El déficit fiscal adquirirá dimensiones hasta hoy impensadas por la mayor parte de los economistas, aún de los que critican al gobierno. La caída de la recaudación, la necesidad de asistir financieramente a las provincias y de cumplir con los compromisos de pagos de obras públicas y a proveedores, determinarán un déficit fiscal significativo que no podrá financiarse con crédito público. Por lo tanto, habrá una fuerte emisión monetaria con el consiguiente drenaje de divisas. Si el Banco Central intenta frenarlo acentuando los controles de cambio, aparecerá un mercado paralelo como el que existió entre 1975 y 1990. Si el banco Central defiende sus reservas y no impone controles de cambio, se producirá una fuerte devaluación que espiralizará la inflación.

Esta síntesis de la situación la hemos venido adviertiendo desde hace varios meses, y creemos firmemente que luego de la elecciones, sea cual sea el resultado, sin conocer aún la velocidad de los hechos, todo parece indicar que el descripto será el escenario más que probable para la economía Argentina.

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