domingo, 15 de junio de 2008

La realidad en perspectiva literaria: Esta rara sensación de vivir un realismo mágico

-Junio 2008-

Hace un par de días discurría con una amiga escritora respecto a los debates que por estos días tiene enciernes a nuestro país. Que si el campo si, que si las retenciones no, que los derechos de exportación, que la constitución….

En un punto de la conversación recordamos un poema de Neruda (Walking around), que describe acertadamente esta sensación de cansancio, pérdida de tiempo, hastío que nos asiste a muchos: “Sucede que me canso….”[1]

Esa es la sensación que varios tenemos sobre lo que está ocurriendo en el país.

Sí, en silencio asistimos a debates propios de “Scouts”. Donde arman, cómo arman y porqué arman las carpas. También, asistimos a una puesta en escena en las comisiones del congreso, que se parece más a un programa de “Bailando por un sueño” que a la discusión y búsqueda de soluciones para los sueños argentinos.

En tanto éstas y otras cosas similares suceden (como el tren bala que no pasa, las inversiones chinas que no llegan, etc. Etc.), otros países, planifican, investigan, producen.

Basta con recorrer la región. Brasil por ejemplo logra poner al desnudo nuestra mediocre situación.

Ello nos lleva a convencernos de lo irreal de lo que sucede aquí, para concluir: “Estamos transitando mágicamente una realidad fantástica”.

Mientras el General en su laberinto, pregunta a su Coronel:¿ Cuánto tiempo tardará esta agua [de este riachuelo] en confundirse con la del inmenso océano como se confunde el hombre en la podredumbre del sepulcro con la tierra de donde salió? Una gran parte se evapora y se sutiliza, como la gloria humana, como la fama, ¿no es verdad, coronel?[2]

Mientras el General se pregunta esto….nosotros, los ciudadanos descubrimos que estamos en un jardín. “El jardín de senderos que se bifurcan que no es otra cosa que una enorme adivinanza, o parábola, cuyo tema es el tiempo”[3].

El tiempo que pasa mientras el General resuelve sus preguntas. El tiempo que pasa y arrincona en cuartos contiguos nuestro futuro, de esta casa ancestral que todos heredamos y lentamente tenemos que ir abandonando.

Sentimos una ocupación misteriosa de los cuartos de la casa sin que nosotros opongamos o podamos oponer resistencia

Todo ello para al final, tener el temor de sentir que mientras sigan pasando los días…las horas, tal vez tengamos que salir corriendo (por Ezeiza o cruzando el charco). No sea que al final, probablemente alguno cierre la puerta con llave, la tire en una alcantarilla e irónicamente diga : "No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada"[4] .


[1] Neruda, P (1936) Walking around en “Residencia en la tierra II Ediciones Cruz, Madrid
[2] García Márquez, G (1989) “El General en su laberinto”, Editorial Sudamericana, Bogotá.
[3] Bórges, J.L (1993) “El Jardín de los senderos que se bifurcan” en “Ficciones”, Emecé, Buenos Aires.
[4] Cortazar, Julio (1967) “Casa tomada", en Bestiario, Sudamericana, Buenos Aires.

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