domingo, 22 de marzo de 2009

Entre rumores de devaluacion y gasto público

-Marzo-2009
Hace algunos días, y en las horas previas a que la Presidente de nuestro país anunciara la eventual participación para gobernadores e intendentes en la renta de la soja, en las oficinas de las empresas se especulaba con una gran cantidad de posibles anuncios. De todas ellas la más repetida era una “devaluación importante”, cosa que luego como comprobamos no sucedió.
Más allá de lo anegdótico de la situación cabe reflexionar brevemente si –al menos- existen motivos suficientes para tal preocupación.
Algunas evidencias
A fin de evaluar si el rumor tenía (y más importante tiene aún) fundamento resulta necesario realizar un repaso de algunos indicadores de la economía del primer bimestre del año en curso.
Así, en enero del 2009 (e igual comportamiento publicará el INDEC próximamente) la caída de las exportaciones ha sido del 36 % y las de las importaciones del 38 %. Dicha caída obedeció en 70% a las cantidades vendidas (que cayeron 25%) y en 30% a menores precios (que descendieron 14%). Este comportamiento y la tendencia que en el escenario internacional se puede inferir, permite asegurar que el superavit comercial se reducirá a valores menores a los 3000 millones de dólares para este año, incluso a cifras menores dependiendo de qué suceda en Europa, China y Estados Unidos con el precio de la soja.
Este comportamiento del sector externo se da en un contexto en el cual el gasto público continúa su ritmo de expansión de los últimos años. En efecto, en el primer bimestre de este año, el gasto público primario (antes de contar el pago de los intereses de la deuda) aumentó un 27,3%, respecto del mismo período de 2008, mientras que lo recaudado por el Estado creció sólo un 12,8% en la misma comparación interanual, según datos de la FIEL.
Es decir, por un lado hay y habrá menos dólares en el mercado. Por otro el gasto público CRECE más del doble de lo que INGRESA por recaudación. En efecto, según el Ministerio de Economía, el superávit fiscal primario fue, en febrero de este año, de 1603 millones de pesos, un 50% menos que en el mismo mes del año pasado, cuando se registraron 3178,9 millones.
Ello nos pone (en pocos meses) en un camino de rojo fiscal. Ello es así por cuanto en meses electorales resulta poco probable que el gobierno tienda a bajar el gasto público y los impuestos por comercio exterior (exportaciones e importaciones) muestran una clara tendencia a la retracción, con impacto en ingresos de divisas e ingresos por impuestos
Más aún, resulta ilustrativo observar que en agosto próximo, el gobierno deberá pagar 2.178 millones de dólares por Boden 2012, es decir casi el 80 % del superavit comercial.
Con créditos cerrados a nivel internacional y con la negativa de ocurrir ante el FMI, resulta poco claro imaginar de dónde se obtendrán los dólares para pagar, cómo se financierá el gasto en un contexto expansivo y de retracción de ingresos.
Todo indica hasta aquí, que las únicas salidas serán emisión y afectación de reservas, lógicamente con impacto en inflación y tipo de cambio.
A veces, solo a veces los rumores tienen sustento

miércoles, 4 de marzo de 2009

¿Que pasará con el dólar?

-Marzo 2009-

Una de las constantes preguntas que recibimos a diario en nuestro estudio es ¿Que pasará con el dólar?. Lógicamente en el área del comercio internacional la pregunta afecta a todos. Importadores y exportadores están alertas por el futuro de la divisa

En medio de la crisis mundial, resulta un elemento no menor reflexionar en cuál será el destino del dólar. Sin embargo, la consulta e interés de las empresas resulta más de cabotaje. Es decir qué puede pasar con el dólar en Argentina

En varios artículos y notas que publicamos en esta sección de novedades y comentarios hemos reflejado nuestra opinión. Hoy -para no reiterar- nos parece prudente reflejar la nota que Cachanosky publicara hace un par de días en el Diario La nación, dado que ella refleja con claridad que pasará con el dólar

¿Quo Vadis con el dólar? Por Roberto Cachanosky. Publicada en La Nación - 3-3-09

Dólar caro y caja abundante fue todo lo que en estos 6 años hubo como concepción de la política económica. El resto son parches que se fueron poniendo a medida que la situación económica iba complicándose. Los controles de precios, las prohibiciones de exportación, el dibujo del IPC , el canje de bicicletas y demás medidas no son otra cosa que el resultado de la inconsistencia económica que tenía un modelo, si así puede llamarse, que algunos llegaron al delirio de creer que se trataba de un nuevo paradigma de política económica.

El dólar caro le permitía al Gobierno dolarizar parte de sus ingresos tributarios para agrandar la caja y, además, le daba colchón para subir las retenciones. Recordemos que comenzaron en el 2002 con el 10%, luego las subieron al 20%, al 24%, al 27,5%, al 35% y finalmente quisieron ir por la 125 para aumentar las retenciones y estalló el país.

¿Por qué el aumento constante de retenciones? Por varias razones. La primera es que a más gasto público más necesidad de recursos para financiarlo. La segunda tiene que ver con el tipo de cambio real. Como el Banco Central emitió moneda a marcha forzada, la inflación se comió el tipo de cambio real hasta dejarlo en un nivel similar al de la convertibilidad. Dicho en otras palabras, con el dólar quieto en torno a los 3 pesos y los precios internos subiendo en pesos (algo de lo que Cristina Fernández se olvidó de hablar en el Congreso), los bienes y los salarios empezaron a ser cada vez más altos medidos en dólares. Esto significa que por cada dólar que el Estado recauda por derechos de exportación puede pagar menos salarios y comprar menos bienes. En definitiva, la licuación del tipo de cambio real le generó al Gobierno un problema de caja que, inicialmente, intentó solucionar con la 125, intento que lo hizo chocar contra la pared. De manera que, desde antes que se produjera la crisis internacional, el Gobierno ya estaba en problemas con su "modelo".

La combinación de retraso cambiario (el Gobierno puede pagar menos gastos por cada dólar que cobra por derechos de exportación y de importación), la caída de los precios internacionales que también conspira contra los ingresos tributarios, más la recesión interna que afecta al resto de los ingresos impositivos determinan que, tanto la caja abundante como el tipo de cambio alto sean historia. El modelo se terminó. Se agotó. Murió. Kirchner dilapidó el tipo de cambio alto que le dejó Duhalde y, como decimos los economistas, fue un free rider (alguien que se beneficia gratis de lo que hace otro) del boom de precios internacionales (ese boom que criticaba Cristina antes porque los precios de los alimentos eran caros y que ahora también critica porque son baratos y le afecta la recaudación). Acabado el tipo de cambio caro y con el viento de cola que se transformó en viento de frente, tienen que buscar una salida. ¿Cuál puede ser? Dentro del listado de medidas K todo es posible. Desde nuevas confiscaciones de stocks hasta una devaluación para mejorar los ingresos fiscales. El problema es que devaluar en este contexto de desconfianza e incertidumbre es muy complicado para un gobierno que no es creíble. Lo único que tenemos por cierto es que el tipo de cambio va a seguir subiendo porque al gobierno le conviene por una cuestión de caja y porque ya no es solo el sector agropecuario el que está complicado, sino que también la industria le está pidiendo un tipo de cambio más alto.

Y aquí viene el problema. ¿Puede el Gobierno llevar lentamente el tipo de cambio hacia arriba sin que haya una estampida de las que conocemos? Puede pero lo veo complicado. En primer lugar porque no tiene las reservas que declara. En segundo lugar porque la gente, ante la incertidumbre, siempre se refugia masivamente en el dólar. Además porque con la caída de exportaciones habrá menos oferta de dólares en el mercado. Y, en cuarto lugar, porque veo un movimiento extraño que me hace recordar a la década del 80.

¿Cuál es ese movimiento extraño? Que mientras los depósitos en pesos en el sistema financiero crecen (algo muy extraño en un contexto de incertidumbre e inflación) el stock de créditos al sector privado baja. Es decir, el sistema financiero está pagando tasas de interés por depósitos a plazo fijo y no le prestan al sector privado. Como nadie va a pagar una tasa de interés por depósitos y luego dejarlas guardadas en una caja fuerte, a alguien le tienen que estar prestando. ¿Quién puede ser? El BCRA. Todo parece indicar que el discurso de Cristina en contra de que la plata no genera plata, no se aplica en los hechos. Dicho en otras palabras, el kirchnerismo estaría armando una de las típicas bicicletas financieras a las que estamos acostumbrados los argentinos. Porque el día que el depositante golpee la ventanilla del banco y pida sus pesos, el banco tendrá que darse vuelta y decirle al Central: toma estos bonos y dame los pesos que tengo al cliente en la ventanilla. En ese momento el Central tendrá que emitir los pesos para pagarle al banco y este pagarle al cliente. ¿Qué hará el cliente con sus pesos? Con las cosas insólitas que hacen el kirchnerismo, uno no debe descartar la hipótesis que busque refugiarse en el dólar, como corresponde a cualquier persona sensata que busca defender su patrimonio de un Estado depredador. En ese caso veremos cuál es la verdadera capacidad que tiene el Central para dominar la desconfianza de la gente. Una capacidad que parece no ser tan potente cuando uno ve cómo se ponen nerviosos cuando el mercado está en comprador y empiezan los llamados de teléfono para que no vendan o no compren.

En síntesis. Si el gobierno deja el tipo de cambio quieto, está en problemas. Si lo hace subir también puede estar en serios problemas. Una paradoja del tan declamado modelo productivo que nos hace preguntar, sabiendo la respuesta, ¿quo vadis dólar?