lunes, 27 de abril de 2009

El largo camino al 2001

-Abril 2009-
Suele ser constante la pregunta que llega a nuestro estudio respecto a cómo será la economía post elecciones de junio. Si se devalúa, si no se devalúa. Si aumentan las tasas, si suben los insumos, entre otras.
Resulta que para quienes deben formar precios y cotizar al mercado exterior, no puede presentarse en la actualidad un escenario más complicado. Aunque la Argentina está acostumbrada a estos escenarios, en la mayoría creados por la mediocridad de la dirigencia (política, sindical, empresaria)
En este camino resulta inevitable que muchas de las preguntas de las empresas se encaminen a trazar un paralelismo con el año 2001, reflexionando en relación a si estamos mejor o peor que aquellos años. Básicamente porque en la formación de los costos de exportación las empresas ven las mismas dificultades.
Al respecto en el diario La Nación Roberto Cachanosky publicó un artículo titulado “2001: un juego de niños con un Kirchner sin control legislativo” , que justamente viene a dar idea más acabada de la situación actual comparada con el año 2001.
Comienza este economista en su artículo diciendo ...según datos del Ministerio de Economía, al 31 de diciembre de 2001 la deuda pública sumaba U$S 144.222 millones. Al 31 de diciembre de 2008 el stock de deuda pública llegaba a los U$S 145.974 millones, sin incluir los U$S 23.000 millones de los atrasos con los holdouts, luego de haber cancelado la deuda con el FMI por U$S 10.000 millones y habiendo hecho una de las quitas más grandes de la historia al momento de reestructurar la deuda. Digamos que la tan declamada política de desendeudamiento quedó en los discursos, como otros tantos anuncios. Hoy la deuda pública es levemente superior a la de 2001. Pero hay un dato adicional, hoy, al igual que en 2001, el Gobierno no tiene acceso al mercado voluntario de deuda, de manera que, bajo la administración de Kirchner, en este rubro estamos en la misma situación que en 2001. Mismo stock de deuda pública, cerrado el acceso al mercado voluntario de crédito y problemas para hacer frente a los vencimientos del segundo semestre de este año y del que viene.
Otro de los temas de 2001 era el tipo de cambio. El 1 a 1 era considerado el factor que destruía la producción industrial. A marzo de este año y en relación con diciembre del 2001, cuando se compara el incremento del tipo de cambio con el incremento de los precios mayoristas que publica el INDEC, el primero subió solo un 2,2% más que los precios mayoristas. Es decir, aún tomando como válidos los datos del INDEC de Moreno, el tipo de cambio real está igual que en 2001, al punto que hasta la UIA pide un dólar más alto y todos tienen expectativas de devaluación para luego de las elecciones, algo que inevitablemente va a ocurrir por la lógica del modelo kirchnerista. Agreguemos a este dato la fuga de capitales que hoy tiene una intensidad muy similar a la de 2001, y el escenario cambiario no es muy alentador.
En términos de actividad económica, la producción industrial en 2001 cayó el 7,6% mientras que en estos momentos está cayendo al 14%. La recesión se siente intensamente a pesar de que Kirchner disfruta de un precio de la soja que duplica al que tenía De la Rúa, con la diferencia que en el 2001 no había inflación y ahora tenemos una inflación que ronda el 20% anual. En este caso, la situación es peor que la de 2001: recesión con inflación.
En términos fiscales, en marzo de este año, luego del pago de los intereses de la deuda, el Sector Público Nacional tuvo déficit fiscal. Y ese déficit se produce a pesar del no ajuste por inflación de los balances lo que genera un pago del impuesto a las ganancias mayor al que efectivamente tienen las empresas, de los derechos de exportación que hoy rigen y que no existían en 2001 y de varios dibujos que se incluyen en las cuentas del sector público.
La gran diferencia entre 2001 y la actualidad es que el nivel de depósitos es sustancialmente menor y las familias y las empresas no están tan endeudadas, lo cual muestra un fracaso del modelo kirchnerista más que una virtud, dado que no ha logrado generar un mercado de capitales que financie, a tasas pagables, el consumo y, sobre todo, la inversión. Lo poco que quedaba del mercado de capitales vía las AJFP, el Gobierno lo destruyó con la confiscación de los ahorros, igual que en la crisis de 2001/2002.
Ya a mediados de 2001 había miedo en la gente a confiscaciones, default y devaluación. Hoy estamos parados en la misma situación. La gente tiene miedo a que si gana el Gobierno siga avanzando sobre los activos privados, por eso fuga sus capitales. Además, hay serias dudas sobre la capacidad de pago de la deuda y la devaluación para luego del 28 de junio es casi una certeza.
A pesar de la crisis internacional, la economía argentina tendría posibilidades de amortiguar notablemente la recesión que generó el Gobierno si se eliminara ciertas trabas al sector productivo, particularmente al sector agropecuario, y se generara un mayor grado de certidumbre sobre las reglas de juego.
Dicho en otros términos, la economía argentina ha colapsado por dos razones fundamentales: a) la inconsistencia de la política económica, que hoy presenta todos los costos juntos y b) la incertidumbre en las reglas de juego que genera un hombre como Kirchner que no conoce límites a las medidas que puede adoptar. Curiosamente, y en forma contraria a lo que sostiene el ex presidente, si la oposición ganara las elecciones, le ofrecería al país un menor grado de incertidumbre dado que actuaría como un freno a la arbitrariedad en las reglas que vienen imperando desde 2003. El problema no tiene que ver solamente con la política económica propiamente dicha (controles de precios, prohibiciones de exportación, carga tributaria agobiante, gasto público descontrolado e ineficiente, etc.), sino que el mayor obstáculo es la incertidumbre que genera la ausencia de límites al Ejecutivo. ¿Quién puede animarse a poner una fábrica de hamburguesas si no sabe si Moreno lo va a dejar exportar, lo obligará a vender debajo del costo de producción o si tendrá energía para hacer funcionar las máquinas?

Me permito completar, quien logrará tener previsibilidad en la formación de precios para exportación o estará alentado a buscar nuevos mercados.

Lo transcripto del artículo es por demás elocuente respecto a la pregunta sencilla de si estamos mejor o peor que en el año 2001

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